La vida tiene una forma curiosa de arrastrarte cuando menos te lo esperas. Han pasado unos años desde que volví a la sede del club The Perished Riders MC, y joder, es casi lo mismo. No sé qué pensé que pasaría en mi tiempo de ausencia. Me fui porque mi padre estaba atascado en el pasado, incapaz de hacer avanzar al club hacia el presente, así que no debería ser una sorpresa que el agujero del infierno no haya cambiado desde que era un niño.
Tampoco es de extrañar que ahora que el miserable bastardo está muerto, no quede mucho que salvar.
Pero he dado un paso adelante, tal y como querían mis hermanos, y estoy haciendo cambios. Voy a dirigir este lugar correctamente, de la forma en que debería haber sido dirigido siempre.
Pero los muertos tienen una forma curiosa de dejar un legado, y no siempre es algo bueno. La presencia de Eagle persiste como un maldito mal olor, y a donde quiera que mire, hay otro desastre que dejó atrás.
La carretera me llama y empiezo a pensar que el club no merece la pena, pero entonces la vida me lanza una bola curva en forma de Rylee Carter.
Rylee.
¿Alguna vez te has preguntado cuándo tu vida se convirtió en esto? Despierta, come, duerme, repite... Oh, y no te olvides de añadir alguna que otra paliza. Casarme con Grant Carter no fue mi mejor decisión, ni tampoco convertirme en su prisionera. Poco a poco me hizo depender únicamente de él, y ahora estoy atrapada aquí. Despierta, come, duerme, repite.
Por casualidad, mi nueva vecina oye mis gritos llamándola desde los pozos de mi propio infierno y, en lugar de ignorarme, me envía un salvavidas. Un salvavidas al que me agarro con las dos manos.
Ser rescatada por The Perished Riders MC fue solo el comienzo de mi viaje. Desde que Maverick entró en mi vida, las cosas no son tan mundanas. Me muestra lo fuerte que puedo ser, y con él a mi lado, de repente, todo parece posible.
Mil gracias a SB!
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