No, no se merece esa clase de amor, la vida se lo ha dejado muy claro. Pero, poco a poco, él derribará los muros que Tessa se empeña en levantar y vivirán un amor con el que la gente corriente solo puede soñar.
Un amor tormenta.
Hasta que un día, Tessa despierta sola, asustada y desorientada en el hospital. No recuerda nada del accidente y cuando sale a buscar las respuestas que necesita, encontrará los retazos de su vida desperdigados en el asfalto.
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